En 2016 un grupo de 18 amigos, espoleados por Chicho, nuestro enólogo, decidimos seguir su sueño y hacer nuestro propio vino, con dos objetivos fundamentales:
Hacer un vino natural siguiendo el proceso tradicional, recuperando vides centenarias, a punto de desaparecer. Los pueblos sorianos están sufriendo un proceso de envejecimiento y abandono que hace que muchas de las viñas, que han pertenecido a la misma familia durante generaciones, no tengan quién las cuide.
Y en unos años conseguir tener nuestra propia bodega donde podamos seguir elaborando este vino y tener un espacio donde crear otros, aprovechando las variedades de uva de nuestra tierra.
A partir de ahí comenzó el trabajo de buscar cepas centenarias en nuestra tierra. En Alcubilla del Marqués, La Rasa y Pedraja de San Esteban, a unos 900 metros de altura y en plena Ribera de Duero, encontramos lo que necesitábamos. Son más de 50 parcelas, muy pequeñas, fruto del interés de las familias en que cada uno de los hijos e hijas tuviese su parte de la historia vinícola familiar. Siguiendo estas tradiciones, cada parcela se repartía en partes iguales entre cada uno de los herederos. Algunas de estas fincas sólo tienen dos o tres líneos.
Hemos tratado de mimar estas cepas y como fruto de nuestro esfuerzo y trabajo, te ofrecemos lo que creemos que es un vino excelente, hecho para recordar a todas esas gentes que cuidaron esta tierra para nosotros.