Ribeiras do Morrazo es un territorio lleno de viveza. Un paisaje sostenible, además de hermoso, que domina toda esta región en la que la economía local tiene un papel preponderante. ¿Y qué decir de sus vinos? Frescos y oceánicos
Se trata de una IGP relativamente nueva. En enero de 2018, la Unión Europea reconoció con este sello de calidad y se estableció la nueva Indicación Geográfica Protegida en los distintos municipios que veremos en el siguiente apartado. El objetivo se logró gracias en parte al empeño de un grupo de viticultores que llevaban elaborando vinos desde tiempos remotos, junto con el apoyo de ayuntamientos de la zona. Fueron quienes realizaron la petición. Y, ahora, es toda una realidad.
Visitar bodegas, alojarse entre viñedos, saborear la gastronomía, catar sus vinos y cavas, participar en sus fiestas populares, y descubrir el territorio con sus rutas culturales, el patrimonio arquitectónico de todas las épocas, las rutas senderistas y cicloturistas entre viñedos, forman parte de la oferta turística de Galicia.
Galicia es una zona que presenta una gran heterogeneidad climática debido a su orografía, el tipo de relieves que se dan y su marcada influencia marina. Así es como se conforma el denominado clima oceánico – húmedo. Algo que se cumple perfectamente dentro de la zona de la IGP Ribeiras do Morrazo, debido a sus sierras que protegen a las viñas de distintas inclemencias y la influencia de las rías y del mar (casi el total de las hectáreas de viñedo tienen muy poca altitud (por debajo de 150 metros sobre el nivel del mar). Esta región vinícola se extienda por la zona costera de la Península del Morrazo e incluye los fondos de las rías de Vigo y Pontevedra.
La zona geográfica delimitada en la IGP Ribeiras do Morrazo se extiende por la costa atlántica (toda la Península del Morrazo y una buena parte de las Rías de Pontevedra y Vigo). En concreto, el territorio al que afecta la IGP Ribeiras do Morrazo está compuesto por los términos municipales de Bueu, Cangas de Morrazo, Marín, Moaña, Pontevedra, Poio, Redondela y Vilaboa, todos ellos ubicados en la provincia de Pontevedra, en la costa. Pasemos, pues, a ver cómo se traslada al producto final, a cada vino, esa influencia directa del territorio del que proceden.
Los suelos también favorecen. Son de acidez moderada, no retienen demasiado el agua y no tiene, prácticamente, contenido en materia orgánica en la superficie. Son suelos antiguos, de buena profundidad y que estimulan la insolación. Una vez más, otro punto a favor para el correcto desarrollo de los viñedos.
Las temperaturas no bajan de los 9 º C de temperatura media en los meses más fríos, lo que supone la ausencia de heladas. Las lluvias son abundantes, pero bajan en los meses de mayor calor, en los que el clima oceánico tiene influencias mediterráneas, con temperaturas que se acercan a los 20 º C. Condiciones perfectas para el cultivo de nuestra querida vid.
La nueva IGP acogerá vinos tintos y blancos secos, elaborados con Albariño, Caíño blanco, Godello, entre otras variedades que veremos a continuación, en el caso de los blancos y con Brancellao, Caíño tinto, Pedral, Mencía y Sonsón y algunas variedades más, en el caso de los tintos. Ahora mencionaremos todas ellas.
Estas son, por tipo de uva, las variedades aceptadas dentro de la Indicación Geográfica Protegida de Ribeiras do Morrazo:
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