Castell Miquel fue creada inicialmente para la viticultura. Según cuenta la leyenda, a un campesino mallorquín se le apareció un ángel que le aconsejó plantar una vid en este mismo lugar. El campesino le hizo caso y las vides se convirtieron en las mejores de la isla, o eso dice la leyenda.
No obstante, cada vez aparecían más y más competidores. En poco tiempo, Castell Miquel pasó a ser una de las muchas bodegas que había en la isla. Sin embargo, cuando una dura plaga filoxérica llegó a Mallorca, cerca del 97 % de las antiguas plantaciones vinícolas se transformaron en plantaciones de almendros y tierras de labranza. Consiguientemente, las fértiles viñas aterrazadas de Castell Miquel cayeron en el olvido.