Finca Antigua supuso un auténtico flechazo para Familia Martínez-Bujanda. Con el firme propósito de diversificar el negocio bodeguero original de Rioja, recorrieron buena parte de la geografía nacional en busca de viñedos singulares, con personalidad, hasta que recalaron en un entorno extremo para el cultivo de la vid que, lejos de la tradicionales y uniformes extensiones manchegas, ofrecía extraordinarias posibilidades para innovar en la elaboración de vinos. Finca Antigua, cuyo nombre hace referencia a las numerosas viñas viejas hincadas en el momento de la adquisición, es una extensión de 1.000 hectáreas, con una altitud superior a los 900 metros, de las que 421 las ocupa el viñedo, el resto es monte bajo con encinas, carrascas La reconversión de la finca supuso un arduo trabajo técnico de catalogación e identificación de parcelas, que concluyó con la plantación de nuevas variedades con gran potencial de adaptación al terruño y la conservación de aquellas capaces de recuperarse de las cicatrices de la erosión.