Los relevos generacionales en pequeñas bodegas no suelen tener un fecha concreta. El traspaso se va dando poco a poco a medida que la familia va involucrándose en los quehaceres cotidianos. Isidro Fernández, el pequeño de los tres hijos de Nemesio, fue el encargado de ir recogiendo el testigo, inicialmente como asesor de viña donde siempre se encontraba su padre y poco a poco en todas las demás áreas, como enología y comercialización. Isidro Fernández ha impulsado y desarrollado cada vez más las labores de viticultura, apoyándose en Fermín Uría, ingeniero químico y licenciado en enología, hijo del que fuera fundador de Dominio de Tares.