Lo que en su día empezó como algo lúdico se ha convertido en un modo de vida.Al plantar un pequeño viñedo allá por los años 90, nadie sospechaba las consecuencias que iba a traer.Primero fueron 10 ha. y muchas horas de trabajo y aprendizaje. Luego otras 10 ha. la bodega y al la medida que fuimos creciendo adquirimos una mayor conciencia sobre viticultura ecológica y nuestro propia responsabilidad hacia el medio ambiente.