Nuestros antepasados cultivaron la uva autóctona de Prieto Picudo durante siglos, extrayendo de ella vinos ligeros y afrutados que en gran medida eran para consumo familiar o en el entorno más próximo a la zona.
La zona donde se ubica la moderna bodega fue en el pasado, lugar de extensos viñedos, que fueron disminuyendo con el paso del siglo XX hasta llegar a la práctica desaparición. Nuestros primeros pasos fueron la plantación de nuevos viñedos con la variedad autóctona Prieto Picudo y ya posteriormente la construcción de la bodega.
La bodega está equipada con depósitos de acero inoxidable, combinando las mejoras tecnológicas con la elaboración tradicional. Y con un corazón donde se ubican las barricas nuevas de roble francés, americano y búlgaro en las que descansa el vino durante al menos 1 año.
Se elabora rosado y tinto crianza, buscando en ambos casos interpretar y respetar de la mejor manera posible nuestra exclusiva variedad de uva, pero buscando a la vez un vino complejo, moderno y diferente.