Fueron los abuelos, por parte de madre, de Roberto Verino, cultivadores de viñas en la zona de la Ribeira Sacra, quienes engendraron en él la curiosidad por el noble arte de la elaboración del vino.
Entendiendo el vino como un placer para compartir alrededor de una mesa y de la buena conversación con amigos. De estos momentos únicos nació la bodega Gargalo
El marco del Castillo de Monterrei, fue el elegido para materializar su idea.
El valle de Monterrei, suponía para Roberto Verino, un potencial reconocido por siglos de tradición vitivinícola, que debía transformarse en un referente para los vinos de calidad gallegos.