Murchante ha sido testigo de una floreciente elaboración de vino de calidad, como lo demuestra el hecho de que los franceses, expoliados por los estragos de la filoxera en sus viñas, celebrasen estupefactos el hallazgo de los vinos de este pueblo de la Ribera Baja, excelentes para los paladares más selectos de Versalles. Precisamente el alto precio que se pagaba por ellos supuso el motor para la expansión de Murchante y así, en 1958, se creó Campos de Enanzo, con el fin de defender los intereses de los productores locales de vino. Con el tiempo ha llegado a erigirse en una de las cooperativas pioneras en la remodelación de sus viñedos, concediendo protagonismo a variedades como la Tempranillo, la Cabernet Sauvignon o la Chardonnay.