Una amistad de muchos años entre vascos lleva a reunirse en torno a una buena mesa para comer y beber. En nuestro caso se fue haciendo tradicional la cena de los viernes en distintos restaurantes de la zona o en nuestra sociedad gastronómica de Zarautz.
Karlos Arguiñano tenía una pequeña plantación en el caserío que cada año daba unas poquitas uvas y se elaboraba un vino casero en una bodega cercana de txakoli en Zarautz. Este caldo no se comercializaba y se bebía entre los amigos y la familia.
Hubo un año que recogieron bastante cosecha y el resultado del vino nos emocionó tanto que entre bromas y copa a copa, empezamos a descubrir el complejo mundo del vino y particularmente del vino de nuestra tierra que se elabora desde hace cientos de años con la uva Hondarrabi Zuri. Y entre risas y bromas surgió : ¿por qué no hacemos nuestro propio vino?
Y tras mucho trabajo en el 2005 nacieron los viñedos, en el 2010 la Bodega y la primera añada del K5, y en el 2015 nació K Pilota.