Los británicos tienen un largo historial invirtiendo en viñedos de todo el mundo, con el fin de alimentar su insaciable apetito por los vinos de calidad. Algunos de las grandes bodegas de Burdeos todavía conservan los nombres originales de los antiguos propietarios británicos, al igual que muchas de las casas del vino de Oporto.
Gran parte de la inversión británica fue debido a la incapacidad de cultivar viñas aptas para producir grandes vinos en su tierra natal. El cambio climático y la implacable experimentación con variedades y estilos ha cambiado recientemente esa imagen, y ahora Inglaterra se está abriendo camino en la producción de vinos espumosos siguiendo la tradición del Champagne.
Andy y su esposa Ali, empezaron a interesarse por el mundo de vino desde jóvenes gracias a sus padres. El padre de Andy trabajaba en una empresa encargada de gestionar aeropuertos, por lo que pasaba mucho tiempo viajando por el mundo, disfrutando de cenas gourmet servidas con grandes vinos, cosa que le gustaba compartir con su familia. Los estudios universitarios de Andy en California y Francia permitió a esta familia a experimentar de cerca el mundo de la enología.
Para alimentar su amor por éste interesante mundo, Andy realizó un curso de enología en la UC Davis, y de hecho toda la familia tiene algún título relacionado con la enología a través de WSET. Cuando se mudaron a Meadowgrove, en la zona rural de Oxfordshire, en 2001, plantaron en el jardín de su casa 0,2 hectáreas de uva con el fin de producir vino. Éste fue uno de los muchos viñedos que se plantaron, formando parte de la Revolución inglesa. Pero, produciendo cantidades tan pequeñas, el negocio no les salía rentable. Gracias a esto sus vecinos se encontraron con una fuente constante y gratuita de vino blanco. La elaboración de vinos tintos sigue siendo un reto muy complicado en el Reino Unido, así que para conseguirlo la familia McLeod tuvo que buscar una solución por el sur de Europa.
Así pues, cuando Rob, el hijo de Andy y Ali, y su esposa Elena descubrieron la belleza y el gran potencial para la producción del vino de Terra Alta, decidieron casi en el mismo instante invertir en algunos viñedos junto con sus padres y su hermana Isobel. Dos años más tarde, habiendo aprendido más sobre cómo funcionaba la industria vinícola local, decidieron invertir en una bodega, lo que hoy se conoce como Celler Alimara.