Cuando en 1954 Segura Viudas recogió el testigo de las tierras que hoy configuran la Heredad, ya conocíamos la tradición agrícola centenaria que en ellas se había dado y algunas referencias de los vestigios que ocultaban sus muros. Igualmente, éramos conscientes del valor que un privilegiado emplazamiento como aquel podía transmitir a los cavas y vinos. Hoy, cincuenta años después, seguimos fieles a esa mirada fundacional: una mirada guiada por la coherencia y el respeto a la tierra, al paisaje y a la historia, que integra el conocimiento científico más avanzado dentro de una concepción sostenible del entorno. Sólo así, entendemos que podemos elaborar los cavas y vinos en armonía de la Heredad.