Corre el año 1886 y un joven matrimonio decide plantar, en las faldas del monte de Yerga, un pequeño viñedo sin saber la importancia que tendrá aquella decisión en las siguientes generaciones.
Ciento y muchos años después, ese viñedo da lugar a las 100 hectáreas en las que hoy en día, Bodegas d. Mateos, diseña emociones a través de sus vinos, dejando una huella única. Una bodega con tanta historia, que sus paredes susurran cada noche, los cuentos de abuelas que narraban a sus nietos para conciliar el sueño. Ahora, refugio de las inquietantes tardes entre primos, con la esencia de la abuela Guillermina, vigilando que no se pierda su legado. Siete generaciones después, amanece en Aldeanueva de Ebro, el primer rayo de sol que se cuela por las rendijas de las persianas, prende cada pared de la habitación como si fuera pólvora, escribiendo en los rincones idiomas únicos, emociones. Mateo pone un pie en el suelo, con una nueva historia que contar, ideas que revolotean a través de una línea fija, la superación. Sólo una máxima que se repite cada mañana, el medio mediante el cual lo expresa, el vino y sus 5 sentidos, el resto, simple ansia de conocimiento que cambiarán el futuro de los vinos.