Si pudiéramos prensar el tiempo, de los más de 100 años que la familia Reverté ha dedicado a la viticultura obtendríamos un mosto singular con sabor a constancia y a vocación.
Un cava empieza a hacerse en la tierra donde crece la viña. Por lo tanto, podríamos decir que el primer autor de este cava fue el bisabuelo Josep Reverté, viñador de Salomó.
Su hijo Joan continuó con el cometido de cultivar las vides. Pero, además, aprendió el oficio de herrero y lo puso al servicio de su querida viña, forjando los utensilios para el campo, y forjando a la vez su carácter y el de sus sucesores, con el brío, el esfuerzo y la constancia de quien trabaja en la fragua y también en la tierra.
El nieto Enric mantuvo fielmente los tradicionales cultivos familiares, y el bisnieto, también Enric, ha recogido la sabiduría y la pasión de las generaciones que le preceden para hacer fermentar este mosto virtuoso y convertirlo en el Cava Reverté de hoy.