La Denominación de Origen Ribera del Duero está situada en la meseta norte, Burgos, Segovia, Soria y Valladolid acompañan en su viaje al río Duero, a través de un lazo que une a más de 100 pueblos extendidos a lo largo de una franja vitícola de unos 115 km.
El tiempo y el legado de la naturaleza han dotado a toda la zona de un suelo excepcional para el cultivo de la vid. La pluralidad del tiempo marca contrastes imprevisibles que alteran el curso normal de los viñedos, dándoles un carácter y fuerza que los hace únicos.
Visitar bodegas, alojarse entre viñedos, saborear la gastronomía, catar sus vinos, participar en sus fiestas populares, y descubrir el territorio con sus rutas culturales, el patrimonio arquitectónico de todas las épocas, las rutas senderistas y cicloturistas entre viñedos, forman parte de la oferta turística de la Ribera del Duero.
La viña y el vino han marcado el paisaje de esta tierra, la personalidad de sus gentes, el patrimonio y la cultura. Un lazo inseparable para entender la Ribera del Duero como territorio de vino.
Las primeras referencias vinícolas de la zona se remontan 2.000 años en la historia: aunque no hay referencias concluyentes, varios historiadores y geógrafos como Ptolomeo relatan en sus obras la actividad vitivinícola de los celtíberos y vacceos de la cuenca del Duero, cuando las tropas romanas se disponen a conquistarla.
Esta es la Denominación de Origen más antigua y relevante de la Comunidad de Castilla y León. En 2008 cumplió 25 años su Consejo Regulador. A ella están acogidas unas 200 bodegas con algo más de 270 empresas, que fomentan el enoturismo de la zona ofreciendo al visitante además de la visita a Bodegas un increíble número de actividades relacionadas.
La Denominación de Origen, tal como hoy la conocemos, surge tras la iniciativa de una serie de viticultores y bodegueros preocupados por impulsar los viñedos y la calidad de los vinos de la Ribera del Duero.
La Ribera del Duero se localiza en la gran meseta septentrional de la Península Ibérica, formada por un gran zócalo antiguo arrasado y, en parte, recubierto por sedimentos terciarios. El mayor volumen de estos sedimentos está constituido por capas más o menos lenticulares de arenas limosas o arcillosas, y destaca la alternancia de capas, tanto de calizas como de margas e, incluso, de concreciones calcáreas.
El clima es mediterráneo con carácter continental. Con un promedio moderado-bajo de lluvias al año, veranos secos e inviernos largos y rigurosos, con acusadas oscilaciones térmicas a lo largo de las estaciones. Son, precisamente estas oscilaciones las que van a ayudar a la uva a desarrollar una piel fuerte, capaz de soportar las inclemencias del tiempo para proteger el fruto hasta la vendimia.
Los suelos cuentan con sedimentos de arenas limosas o arcillosas, con alternancia de capas calizas e incluso calcáreas. La cuenca ribereña presenta ondulaciones en su paisaje, pequeñas colinas erosionadas por la influencia del río, con cotas que van desde los 911 metros de altitud en los páramos hasta los valles que discurren junto al río.
Los tipos de vino amparados por la Denominación de Origen Ribera del Duero son tintos y rosados, presentando una graduación mínima de 11,5 y 11º respectivamente. Para emplear el distintivo de la D.O. son sometidos a un proceso de calificación por el Consejo Regulador.
Elaborado con un mínimo del 75% de variedad Tempranillo, en todo caso el 95% de la uva empleada debe ser Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec. Las uvas Garnacha y Albillo están permitidas, pero en pequeñas cantidades.
Tinto Joven. Sin permanencia en madera, con un paso inferior a 12 meses por barrica. Se comercializa pocos meses después de la vendimia.
Tinto Crianza. 12 meses al menos en barrica de roble. Se comercializa con posterioridad al 1 de octubre del segundo año, tras la vendimia.
Tinto Reserva. 36 meses de envejecimiento entre barrica y botella, mínimo 12 de ellos en barrica, para comercializarse después del 1 de diciembre del tercer año, tras la vendimia.
Gran Reserva. De excepcional calidad gracias a los 60 meses, al menos, de envejecimiento, 24 de ellos en barrica y luego 36 en botella. Llega al mercado después del 1 de diciembre del quinto año, tras la vendimia.
Elaborado con un mínimo del 50% de las variedades de uva tinta citadas. Puede degustarse poco tiempo después de la vendimia
Los Ribera tienen un denominador común: la uva Tempranillo. Bajo el nombre de Tinta del País o Tinta Fina se ha dado a conocer un fruto autóctono propio de la Ribera del Duero, que aporta el color, el aroma y el cuerpo para que nuestros vinos sean irrepetibles. Junto a la Tempranillo, el Consejo Regulador permite otras variedades: tintas como Cabernet-Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha Tinta o la única blanca autorizada, la Albillo o Blanca del País. Son seis variedades de uva para un sabor excepcional e inconfundible, que marca la calidad en cada botella.
En la Ribera hay un vino para cada persona y para cada ocasión. Las más de 900 marcas que llevan el sello Ribera del Duero son la imagen de 8.000 viticultores y más de 270 bodegas que se dedican en cuerpo y alma al cultivo de la vid.
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