La D.O.P. Cariñena se extiende por el valle del Ebro, sumando más de 12.249 hectáreas de viñedo y, además de Cariñena, abarca, por orden alfabético, las siguientes poblaciones: Aguarón, Aladrén, Alfamén, Almonacid de la Sierra, Alpartir, Cosuenda, Encinacorba, Longares, Mezalocha, Muel, Paniza, Tosos y Villanueva de la Huerva.
En la actualidad son 33 las bodegas certificadas por esta denominación de origen, en la que se congregan 1.520 viticultores, y en la que se producen, a su amparo, vinos blancos, rosados y tintos, vinos de crianza, vinos de licor y vinos añejos.
Visitar bodegas, alojarse entre viñedos, saborear la gastronomía, catar sus vinos y cavas, participar en sus fiestas populares, y descubrir el territorio con sus rutas culturales, el patrimonio arquitectónico de todas las épocas, las rutas senderistas y cicloturistas entre viñedos, forman parte de la oferta turística de Cariñena.
Se encuentra ubicada al sur de la provincia de Zaragoza, en plena depresión del Ebro. Los tres paisajes de la Comarca Campo de Cariñena: el llano, la ribera del Huerva y la Sierra, están atravesados por un total de dieciséis senderos. Cada uno de ellos nos invita a descubrir algo diferente de este territorio. Al recorrerlos, el senderista verá los monumentos que reflejan la larga y compleja historia de esta tierra.
Cariñena, ubicada en pleno Valle del Ebro, tiene una extensión de 14.388 hectáreas de viñedo repartidas entre las poblaciones de Aguarón, Aladrén, Alfamén, Almonacid de la Sierra, Alpartir, Cariñena, Cosuenda, Encinacorba, Longares, Mezalocha, Muel, Paniza, Tosos y Villanueva de Huerva. Cerca de 1.540 viticultores se ocupan directamente de las viñas, que constituyen sin lugar a dudas el principal soporte económico de la comarca.
Cariñena, ocupa una situación geográfica excepcional, ya que se encuentra en el mismo eje de comunicaciones del Valle del Ebro con Levante, así como en pleno trazado norte-sur que estructura el territorio aragonés. Esta situación lo convierte en verdadera alternativa de enlace entre el País Vasco y la Comunidad Valenciana.
El suelo, el clima, la altitud (entre los 400 y los 800 metros) y la orografía se combinan de diferentes maneras para dotar al territorio de una gran aptitud para la actividad vitivinícola. Esta combinación favorece además la existencia de distintos microclimas, con lo que los vinos de la Denominación de Origen Protegida Cariñena componen, al final, un amplio abanico de posibilidades.
Como territorio del interior peninsular, el clima de la zona se define templado medio con notable tendencia a continentalizarse, de manera que los inviernos son fríos y los veranos muy calurosos. Esa continentalidad, los vientos que frecuentemente soplan por toda la región y el carácter torrencial de muchos de sus cursos de agua dificultan la pluviometría y dan lugar a un paisaje semiárido. Una característica del viento de la zona, denominado “cierzo”, es que contribuye a la sequedad del clima.
El Vino de las Piedras nace en un entorno agreste, en un territorio dedicado a la viticultura desde tiempos remotos. En Cariñena los terrenos y las altitudes se entremezclan dando al paisaje una gran variedad de olores y colores. Sin embargo, las piedras no faltan en ningún escenario. Las piedras o “cascajos”, como los llaman los viticultores de la zona, son las responsables de obligar a las viñas a sobrevivir en condiciones casi extremas. Y es que las uvas que se cultivan en Cariñena son más pequeñas sí, pero también más concentradas e intensas, y mucho más aromáticas que el resto de uvas que se cultivan en otras tierras. He aquí el secreto mejor guardado de la Denominación de Origen Protegida Cariñena: sus piedras, sus campos, su entorno y la dedicación de un territorio que vive por y para la tierra.
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