La bodega surgió cuando Luis Armero y su mujer decidieron romper la monotonía y cambiar radicalmente de estilo de vida. La mujer de Luis tenía ya una hectárea de viñas familiares y en 1988 plantaron tres más, iniciando así su aventura vinícola. A base de mucha imaginación y empeño fueron aprendiendo y desarrollando su experiencia tanto en el campo como en la bodega hasta que en el año 1992 pudieron fundar sus propias instalaciones.
Hoy en día los vinos blancos y rosados de Armero i Adrover están entre los mejores de la isla y los tintos prometen evolucionar mucho más. Se trata de unos vinos muy honestos con una muy buena relación de calidad y precio. Todos tienen un carácter muy isleño ya que siempre contienen un mínimo de un 50% de variedad autóctona. Luis Armero describe su tarea como un cultivo de paciencia; siempre procura aprender de los errores cometidos y le presta mucha atención a los pequeños detalles. La bodega lleva a cabo una experimentación constante y siempre está aprendiendo a base de nuevos retos.