En el viñedo de Clunia, el arado descubre la crónica de otro tiempo. Monedas y otros vestigios del asentamiento romano que un día habitó estas tierras donde hoy crecen nuestros viñedos, vendimiados en pequeñas cestas, como hicieran hace más de dos siglos en estas mismas tierras de Burgos.
La historia de Coruña del Conde, pequeño municipio en el que se sitúan la bodega y los viñedos de Clunia, está estrechamente ligada a la historia de Clunia Sulpicia. En ambos lugares existían asentamientos celtíberos sobre los que después los romanos construyeron la ciudad estado de Clunia en el Alto de Castro. La capital de convento en la provincia Tarraconense, a la que el emperador Galba denominó Colonia Clunia Sulpicia, jugó un papel clave en la romanización del norte de España y en la Historia. Se estima que su población llegó a ser de unos 32.000 habitantes, un floreciente bastión en la Hispania romana. La información completa sobre Clunia puede encontrarse en la web oficial: www.clunia.es.
Todavía hoy se aprecia el esplendor de la colonia romana en los mosaicos y ruinas del foro, tiendas, casas, y anfiteatro romano que pueden visitarse y desde las cuales se perciben algunos de los viñedos de Clunia y nuestra pequeña bodega. Desde el Alto de Castro, uno se da cuenta de que el gran valor de esta tierra es la naturaleza en su estado más puro y primitivo. La vista se pierde en un amplio horizonte de campos y nubes sin apenas distinguir poblaciones ni la mano del hombre excepto en los campos de cereal y viña. El resto del silencioso espectáculo lo componen las nubes, el viento, corzos y águilas que recortan algunos de los cielos más amplios que se tiene el privilegio de disfrutar en la España del siglo XXI.
También, en Coruña del Conde, con su castillo, puente romano y pequeñas iglesias, en la cercana Peñaranda de Duero, con sus palacios del siglo XVI y su castillo vigía, así como en Aranda de Duero, a apenas 20 minutos de distancia, el viajero puede perderse en siglos de historia y rica gastronomía típica castellana.