Don Melquiades Álvarez fundó en 1908 lo que sus nietos Melquíades y Waldo convertirían, mediado el siglo pasado, en lo que hoy es Melwa, que como razón social es el resultado de la unión de las primeras sílabas de sus nombres, pero sobre todo del trabajo de tres generaciones de vitivinicultores dentro del núcleo familiar. Juan José, Pedro y Carlos dedican hoy tiempo y esfuerzo a esa actividad. Y lo hacen con renovados criterios, los asumidos hace tiempo en el compromiso de elaboración de vinos de calidad, y desde la disponibilidad todavía reciente de más y mejores medios técnicos y un escenario acorde al volumen de producción: una gran bodega aneja a la tradicional construida en un hueco abierto en paralelo sobre la caída de la pendiente horadada dos siglos atrás. Es un auténtico búnker armado sobre el perfil de la ligera pendiente del entorno. Gruesos muros y cubierta de hormigón garantizan en el interior una temperatura idónea para la elaboración y el almacenamiento.
La base de elaboración es el viñedo propio, dieciséis hectáreas plantadas en espaldera hace veinte años, y doce arrendadas. La vendimia de esas cepas y las de otras doce hectáreas arrendadas o comprometidas proporcionan la base de elaboración para el histórico Melwa blanco, rosado y tinto. El lanzamiento hace dos años del primer crianza Valle Gudín supuso, por su calidad, un espaldarazo para la actividad elaboradora de bodega, hasta el punto de que ha renunciado al barrica de seis meses en favor de una crianza que dobla el tiempo y con el que se premia a los clientes de ese tipo de elaboraciones.