Cuenta la leyenda, que en la villa de LAS PEDROÑERAS, ubicada en pleno corazón de La Mancha, existió una Venta, típica construcción que servía de casa de reposo al hambriento y cansado viajero. Lugar como el que sirvió de escenario e inspiración a Cervantes en su inmortal Don Quijote.
La llamaban la Venta de PEDRO HERAS.
Por los alrededores de dicha venta, se cree que habitó un noble y famélico galgo. Un animal sociable y algo tímido, al que le gustaba beber los restos de vino que dejaban los huéspedes del caserón y descansar bajo la sombra de una frondosa parra.