Joaquín Villagrán tras años de estudio del terreno y de las condiciones ambientales de la finca de su mujer, mostró que las zonas altas de la provincia de Granada, concretamente la denominada Hoya de Baza en las estribaciones de la sierra de Cazorla eran idóneas para la plantación de uva tinta de calidad. Aprovechando sus conocimientos del vino decide plantar en los años 70 su primer viñedo de uvas tintas a pesar de ser Andalucía tierra de vinos blancos.