Cuando se apagan las luces, se encienden los sueños. Así comenzó esta historia, en el lugar donde Noemí tejía los suyos cada noche.
En una tierra donde se cultiva la vid desde hace 2.500 años, y en la que las condiciones climatológicas y naturales imprimen un sello especial a los vinos, nazco yo, Noemí Arroyo Pérez, una apasionada de la tierra y el campo.
Esta historia comienza hace 14 generaciones, cuando un antepasado mío, Diego de Arroyo, fundó un mayorazgo con sus propiedades.
Durante mi niñez, jugaba y soñaba despierta ayudando a mis padres en los trabajos de la viña. Y en el laboratorio de los sueños empecé a crear el que sería MI VINO.
Me formé en viticultura y enología y durante 25 años he cumplido mis sueños de niña dedicándome profesionalmente a ello con la máxima de que el terruño y la cepa siempre devuelven lo que reciben.
He llegado hasta donde estoy con esfuerzo, aprendizaje e ilusión constante. Hoy sigo soñando despierta, cuando piso la tierra de la viña, imaginando nuevos vinos y anhelando transmitir esta pasión a todos los que disfruten con mis vinos.