En el corazón de la finca se encuentra nuestra bodega: edificios de piedra de los siglos XVII, XVIII y XIX donde elaboramos nuestros vinos de manera casi artesanal, lo que nos permite prestarles la atención que merecen para obtener altos niveles de calidad.
Entre los muros del antiguo monasterio nuestros vinos reposan en calma dentro de las barricas de roble francés, donde con el paso del tiempo se van afinando garantizando la expresión de nuestro
terruño.
Entre los muros del antiguo monasterio nuestros vinos reposan en calma dentro de las barricas de roble francés, donde con el paso del tiempo se van afinando.