Poco más de una década ha sido suficiente para que Inurrieta se haya hecho un sitio de honor entre las bodegas del país. Las claves de su fulgurante ascenso se han tejido alrededor de una línea de vinos modernos, un extenso y escogido terreno de 240 hectáreas de viñedo propio y una clara vocación exportadora. La amplia y funcional bodega preside los viñedos que se extienden alrededor del edificio, cual château californiano. Las cepas, ubicadas en Falces, se benefician de un singular microclima, que combina influencias atlánticas con rasgos de un clima algo más seco y árido. A esto se añade la variada composición de los suelos y, sobre todo, la ubicación del viñedo a tres alturas diferentes. El primer nivel se asienta en suelos arenosos, limosos y de buen drenaje, ideales para el cultivo de variedades más tempranas como Merlot. En el segundo nivel hay un importante componente arcilloso que aporta frescor y potencia los cultivos de Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc , Garnacha y Syrah. En el último nivel se encuentran suelos de piedras caliza y cantos rodados. Aquí las uvas están expuestas a los vientos del norte, asegurando la perfecta salubridad de las cepas.