Nuestros vinos han tomado nombre de un topónimo del lugar: Monasterio de San Miguel. Éste recrea la memoria histórica del pueblo y recoge las aportaciones fundamentales que han favorecido el cultivo de las viñas por estas tierras de la Ribera del Duero.
Actualmente Bodegas Prado de Olmedo quiere recrear la historia rural de este pueblo elaborando unos caldos que sean dignos de su historia y de su nombre. Por eso el cuidado y la dedicación exquisita en sus vinos, elaborados en modernas instalaciones de acorde a la época y envejecidos en un parque de 300 barricas americanas y francesas.