En nuestros días, la gastronomía es un atractivo turístico más. Y en algunos casos, uno de los más importantes. Así ocurre, en buena medida, con la comida típica de Andalucía: muchos viajeros vienen al sur de España para deleitarse con sus platos y productos más característicos. Y lo mejor de todo: a unos precios mucho más accesibles que en otros lugares del país y del continente.

Además, uno de los puntos fuertes de la comida típica de Andalucía es su heterogeneidad y riqueza. Y eso se explica por diferentes razones. En primer lugar, por la variedad de culturas que han poblado su territorio, como explicamos en la página dedicada a la historia de la región. Algunos sabores y productos nos retrotraen a la época romana, aunque son mucho más reconocibles las aportaciones hebreas y musulmanas a la cocina andaluza, sin menospreciar lo que llegó de América tras su descubrimiento. No obstante, buena parte de sus recetas son humildes propuestas emparentadas con la cocina castellana tradicional, mientras que otras tienen su inconfundible distintivo local.

Comer es un delirio para los sentidos aquí. De hecho, muchos se animan a hacer turismo en Málaga provincia por el simple placer de sentarse en un chiringuito de playa y disfrutar de un buen pescaíto frito o unos suculentos espetos de sardina en primera línea de mar. Pero hay más: por ejemplo, la ensalada malagueña, la porra antequerana, los buñuelos de bacalao, potajes de diversas legumbres, la berza malagueña o un rabo de toro a la rondeña, rematados con dulces como bienmesabe, tortas y bizcochos de todo tipo.